Los
53 líderes mundiales congregados esta semana en Holanda durante la Cumbre Nuclear
fueron atendidos durante el almuerzo plenario de trabajo solo por camareros
varones. Hans van der Linde, dueño de la empresa de cáterin encargada del
servicio, optó por la “uniformidad” de género del equipo. La decisión ha
desatado gran polémica en un país respetuoso con la igualdad. Sobre todo porque
las camareras sí pudieron trabajar en las mesas del resto de las delegaciones
de los mismos países.
El
aspecto logístico de la Cumbre (que acordó reducir y proteger mejor el material
nuclear) fue un éxito. Todas las ayudas locales, ya fueran civiles o militares,
actuaron con profesionalidad y en armonía. Para los camareros, en sentido
amplio, los organizadores pidieron “una imagen de uniformidad”. En manos de Van
der Linde quedaba la interpretación del calificativo. También podría haber
reclutado un compacto grupo de camareras, pero, en su opinión, “el personal
debía ser reservado hasta casi pasar desapercibido”. “Y si añades tres rubias
platino a un grupo de 20 hombres, la imagen que queremos dar se estropea”.
Curiosamente, su primera propuesta fue mandar solo camareras al almuerzo
vestidas con un ajustado vestido azul. El Ministerio de Exteriores dijo que no,
y buscó otra fórmula.
Llegada la hora del importante ágape, a la enorme mesa
redonda utilizada el pasado martes por presidentes como el estadounidense Barak
Obama, el francés François Hollande y el chino Xi Jinping, además del monarca
jordano Abdallah Hussein y el primer ministro británico, David Cameron, entre
otros, acudieron solo camareros de 25 años vestidos de pantalón y chaleco
oscuros con camisa blanca.
Según
la compañía Protocolbureau,
involucrada asimismo en la gestión de la Cumbre, la elección pudo deberse
también a un intento de no distraer la atención de los líderes. Una sugerencia
cuando menos curiosa, ya que junto a los grandes (hombres) de la tierra, se
sentaba la canciller alemana, Angela Merkel, y colegas como la primera ministra
danesa, Helle Thorning-Schmidt, la presidenta lituana, Dalia Grybauskaitê, la
primera ministra noruega, Erna Solberg, la presidente surcoreana, Park
Geun-hye, o la ministra surafricana de Cooperación, Maite Nkoana-Mashabane. ¿O
es que a ellas no podían tal vez distraerles los jóvenes uniformados que
servían su comida? Las camareras sí fueron autorizadas en los salones donde
comían los miembros del resto de las delegaciones de los mismos países
invitados.
Procolbureau
ha apuntado otra posible explicación al “solo camareros”. Se refiere al hecho
de que, entre los líderes, había representantes de países árabes. “Ellos
entienden los diferentes estándares occidentales y Holanda es, a su vez, un
país que sabe adaptarse rápidamente”. Hans van der Linde ha agradecido “el
fantástico trabajo de todos” sus empleados. El martes por la noche, al cierre
de la Cumbre, también se despidió de los participantes por la megafonía general
asegurando que había sido “un placer atenderles”.
ISABEL FERRER www.elpais.com
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