lunes, 8 de julio de 2013

Campeonas y derrotados compiten por la portada


Interesante debate. La mañana siguiente a un domingo de finales deportivas de alto nivel, en las redes sociales estallaba la pregunta: ¿por qué ocupa tanto espacio en casi todas las portadas el partido de la selección de fútbol masculino, que sufrió una contundente derrota ante Brasil en la final de la Copa Confederaciones en ese país, por delante del equipo femenino de baloncesto, campeón del Eurobasket tras una victoria épica ante Francia en su cancha?

No hace falta decir que la prensa española, tanto la generalista como la deportiva, apostaron claramente por el desenlace del fútbol en Río de Janeiro por delante de la gesta en París, aunque no todos del mismo modo. Esto es lo que hizo EL PAÍS en sus sucesivas ediciones: en la primera, que por horario no podía recoger lo ocurrido en Maracaná, la imagen de la primera página era para las triunfadoras del baloncesto. Las últimas ediciones sí recogían la derrota de España en la Confederaciones con foto y texto a tres columnas, pero mantenían un espacio significativo (dos columnas con foto debajo) para el éxito del baloncesto femenino. Estas son las primeras antes y después de la final en Brasil.

Del resto de diarios generalistas, Abc y La Razón no mencionan el triunfo del baloncesto en la primera página de su edición madrileña; sí lo hace El Mundo en un pequeño título debajo del fútbol. Los deportivos As y Marca apostaron por una solución parecida: dedicar casi toda su portada al partido de Maracaná pero destacar el baloncesto femenino, con foto, en la parte superior, junto a la cabecera. En todo caso, el fútbol masculino ocupó más espacio que el baloncesto femenino en todos los medios, lo que tampoco se puede calificar de sorpresa.

El fútbol es con mucho el deporte rey de las audiencias; una final España-Brasil en el mítico estadio de Maracaná no tenía precedentes y es uno de los mejores platos para el espectador mundial que puede ofrecer ese deporte. En el otro lado, el equipo español de baloncesto femenino derrotó a Francia por un solo punto tras un emocionantísimo final disputado en el campo del rival, lo que alimenta esa creciente rivalidad deportiva entre los dos lados de los Pirineos. Es decir, que por méritos lo de ellas en el baloncesto era cuanto menos como si ellos hubieran ganado en el último minuto en vez de caer 3-0.

En las redes muchas personas consideraron más meritorio lo conseguido por Sancho Lyttle, Amaya Valdemoro, Alba Torrens y compañía en París que lo que hicieron Iniesta, Torres y Casillas en Río. Y afeaban a los medios no haberlo entendido así.


 Orofemenino


¿Saben? A los periodistas no nos gusta dar demasiadas explicaciones de las decisiones que tomamos, como ocurre en tantos oficios, pero estos tiempos 2.0 nos facilitan el diálogo con el lector y no queríamos esquivar esta polémica. Las críticas nos hacen espabilar, reflexionar sobre qué hacemos y por qué. Pido opinión a otro periodista de larga trayectoria, Bonifacio de la Cuadra, comprometido con la igualdad tanto como con el deporte. De la Cuadra ha sostenido en varios artículos el fin de la separación por sexos en el deporte y la promoción de competiciones mixtas. Y a quienes ven utópica su posición, les recuerda: "Antes también veían como una locura que una mujer sea policía o bombera". Pero este periodista comprende que las expectativas despertadas por la selección masculina de fútbol en Brasil, que tenían en la Copa Confederaciones su único reto sin cumplir tras una racha triunfal, tenían difícil competencia. Y no cree que el hecho de que unas ganaran y otros perdieran restara relevancia mediática a cada uno de los choques.

Otro colaborador de este blog, el profesor de Derecho Constitucional Octavio Salazar, polemizaba al respecto en Facebook desde otro punto de vista: "Los periódicos reflejan lo que prima en la sociedad. Claro, el fútbol es más importante que el baloncesto, y el baloncesto de chicos más importante que el de chicas. Tampoco si un equipo femenino de fútbol hubiera ganado una copa mundial habría tenido tanto peso. Es decir, el desequilibrio -no sólo de los medios, que también, sino de la sociedad en general- está en el género, no en el deporte. El mundo del deporte, y del fútbol en particular, es el paradigma del machismo. Y por tanto lo que reflejan los medios también lo es".

Amaya Iríbar, periodista de la sección de Deportes de esta casa, cree que el desigual tratamiento de los triunfos de equipos masculinos y femeninos es un reflejo más de una sociedad con profundas raíces machistas. "Lo que pasa en el deporte pasa en la vida, en las empresas, en los partidos políticos", explica. "El deporte ha sido durante mucho tiempo ha sido una actividad exclusivamente masculina. Dicho lo cual, el impacto mediático de la competición femenina es menor, eso es un hecho. Y ocurre lo mismo que con los deportes minoritarios que reclaman más atención. Que sí la merecen, pero el fútbol mueve muchísimo más público, más dinero, más interés". Un dato: cinco de las diez noticias más leídas en la web de este periódico este lunes eran piezas relacionadas con la final de la Copa Confederaciones; las crónicas del Eurobasket femenino no alcanzaban esas posiciones.



Es bienintencionada pero ingenua la pretensión de dar exactamente igual seguimiento al deporte masculino que femenino. Como es comprensible, los medios tenemos en cuenta qué interesa más al público (o qué creemos que les interesa más, pero eso hoy es medible). Los deseos de la audiencia no pueden ser la única guía, porque un diario es ante todo un criterio del que se fían los lectores. Pero claro que importa. Ninguna actividad puede ignorar lo que desean los consumidores, esta menos que ninguna, porque tiene que ganarse su confianza.

Resistirse al dominio del fútbol (masculino, sí) sobre todos los demás deportes ha sido durante mucho tiempo labor complicada, a pesar de que los triunfos de los Nadal, Gasol o Alonso hayan abierto mucho el abanico del interés popular. Nombre de hombres, en cualquier caso. El siguiente paso es que el deporte que practican las mujeres atraiga los focos, y eso no se va a conseguir, como la paridad en los consejos o en las listas electorales, mediante cuotas. Se consigue a golpe de éxito, vendiendo triunfos, épica. Pero sobre todo promoviendo el deporte base femenino, construyendo desde abajo. Creando cantera a la vez que afición. Por ejemplo: ¿por qué aceptamos que el Real Madrid no tenga equipos de mujeres en ninguna categoría, pero esté formando a chicos casi desde que empiezan a andar?

Los Juegos de Londres rompieron en 2012 muchos de los prejuicios. En este país futbolero y donde el deporte ha sido territorio masculino, las mujeres ganaron más medallas que los hombres: 11 frente a 6. El país entero vibró ante la pantalla viendo las gestas del equipo femenino de balonmano, por poner un ejemplo. Un ejemplo muy esclarecedor, porque tras la victoria supimos que el campeonato nacional estaba al borde de la quiebra, que los clubes cerraban y la mayoría de jugadoras han hecho las maletas (este reportaje de Iria Villar se lo cuenta todo). No es posible. entonces, vivir en España del balonmano profesional. En baloncesto femenino hubo un caso igual de escandaloso: el equipo valenciano Ros Casares se proclamó campeón de Europa en mayo y echó el cierre en junio por inviabilidad económica. Así como suena. Como dice De la Cuadra, "el problema del deporte femenino no son los grandes eventos, son los domingos normales".

¿Están en igualdad de condiciones el deporte masculino y femenino? Ni en presupuestos, ni en apoyo institucional, ni en patrocinadores, ni en asistencia de espectadores cabe comparación alguna. Tampoco en atención de los medios de comunicación públicos ni privados, reconozcámoslo. Tampoco en su capacidad de movilizar hinchas, que al final eligen libremente el espectáculo que les gusta más. Por otro lado, tantas voces que piden más atención para el deporte femenino... ¿se podrían traducir en fichas, clubes, abonos, taquilla, audiencia televisiva? ¿En una afición que lo sostenga?

Los éxitos internacionales reflejan la pujanza de las nuevas generaciones de deportistas, liberadas de complejos de todo tipo. El deporte femenino necesita más relevancia y otros países, EE UU en cabeza, pueden darnos lecciones de cómo lograr estructuras y audiencias importantes. Eso es más importante que dividir al 50% los centímetros cuadrados de la foto de portada, idea salomónica y por tanto poco acertada.

Los deportistas se abren paso ganando y las jugadoras de baloncesto de eso saben. La noticia es que la selección femenina han logrado una victoria que se ha abierto sitio en la primera página. Ese hueco de la portada es una victoria, una conquista, en absoluto una concesión. Nadie se lo puso nunca fácil a las mujeres deportistas.


Ricardo de Querol    www.elpais.com