domingo, 30 de marzo de 2014

“No va contra el islam que la mujer conduzca”



Samar Fatany me espera sonriente junto al ventanal de Amara, una cafetería de moda en Yeddah. Solo que, como mujeres, no podemos sentarnos en el salón principal, ni en la terraza. En Riad, los establecimientos públicos conminan a las mujeres a la “zona de familias”, una parte cerrada en la parte trasera. En esta ciudad, más moderna, suavizan la segregación enviándonos al piso de arriba. En realidad, ninguna de las dos debiéramos estar aquí sin nuestro mehram, el tutor legal que toda mujer debe tener en Arabia Saudí.

“No entiendo por qué el rey es tan reacio a enfrentarse a los fundamentalistas [que defienden ese sistema]; necesitamos que las autoridades religiosas hablen en contra de ello, pero quienes lo apoyan son aún muy poderosos”, me confiará cuando ya hayamos apurado nuestros cafés.
Antes, tenemos que ponernos al día. Hace 25 años que conocí a Samar, cuando en mi primer viaje a Arabia, visité los estudios en Yeddah de la Radio Nacional Saudí. Sigue ocupándose de la programación en inglés, además de avanzar la causa de la igualdad con conferencias y libros. “Vengo de una familia de diplomáticos y desde siempre he tenido que explicar mi religión y mi país”, admite.

Tras vivir con sus padres en Turquía y Malasia, “dos modelos de país islámico avanzado”, estudió Ciencias de la Información en la Universidad de El Cairo, donde se impregnó de la “animada vida cultural egipcia” de la época. Al regresar, no podía quedarse de brazos cruzados en casa. Así llegó a la radio, donde se convirtió en la primera mujer oficialmente contratada por el Ministerio de Información, en un país en que, con excepción de maestras de niñas y médicos, las mujeres no podían trabajar y aún tienen prohibido conducir. También allí conocería a su marido, el periodista Khaled Al Maeena.

“A finales de los años setenta [del siglo pasado], Arabia Saudí era un país diferente”, explica. La revuelta de La Meca de 1979 fue el punto de inflexión. “El cambio se produjo poco a poco, pero fue muy deprimente. Lo peor vino en los noventa. Nos sentimos marginadas, impotentes, incapaces de marcar ninguna diferencia”, añade.

Triunfó una visión rigorista del islam y la sociedad, con raíces en el Najd, la región central de Arabia, muy alejada de la mayor diversidad religiosa y étnica del Hijaz o de la Provincia Oriental. Desde entonces, se reforzó la segregación de sexos, la intolerancia de otros credos (incluida cualquier rama del islam que no siga el wahabismo) y una educación sectaria que ha dejado a toda una generación sin preparación útil para el mundo profesional.

“El daño de los últimos 30 años no va a desaparecer de golpe. Va a llevar tiempo. Hay que cambiar la mentalidad, después de años de adoctrinamiento. No es fácil. No puedes llegar y decirle a la gente de repente que todo lo que han aprendido está mal”, reflexiona. “No va contra el islam el que las mujeres conduzcan, trabajen o muestren la cara”, defiende. “La única forma de influir es dar ejemplo; necesitamos mujeres en cargos públicos”, concluye.
ÁNGELES ESPINOSA www.elpais.com

jueves, 27 de marzo de 2014

Solo camareros varones son aptos para atender a 53 mandatarios



Los 53 líderes mundiales congregados esta semana en Holanda durante la Cumbre Nuclear fueron atendidos durante el almuerzo plenario de trabajo solo por camareros varones. Hans van der Linde, dueño de la empresa de cáterin encargada del servicio, optó por la “uniformidad” de género del equipo. La decisión ha desatado gran polémica en un país respetuoso con la igualdad. Sobre todo porque las camareras sí pudieron trabajar en las mesas del resto de las delegaciones de los mismos países.

El aspecto logístico de la Cumbre (que acordó reducir y proteger mejor el material nuclear) fue un éxito. Todas las ayudas locales, ya fueran civiles o militares, actuaron con profesionalidad y en armonía. Para los camareros, en sentido amplio, los organizadores pidieron “una imagen de uniformidad”. En manos de Van der Linde quedaba la interpretación del calificativo. También podría haber reclutado un compacto grupo de camareras, pero, en su opinión, “el personal debía ser reservado hasta casi pasar desapercibido”. “Y si añades tres rubias platino a un grupo de 20 hombres, la imagen que queremos dar se estropea”. Curiosamente, su primera propuesta fue mandar solo camareras al almuerzo vestidas con un ajustado vestido azul. El Ministerio de Exteriores dijo que no, y buscó otra fórmula.

Llegada la hora del importante ágape, a la enorme mesa redonda utilizada el pasado martes por presidentes como el estadounidense Barak Obama, el francés François Hollande y el chino Xi Jinping, además del monarca jordano Abdallah Hussein y el primer ministro británico, David Cameron, entre otros, acudieron solo camareros de 25 años vestidos de pantalón y chaleco oscuros con camisa blanca.

Según la compañía Protocolbureau, involucrada asimismo en la gestión de la Cumbre, la elección pudo deberse también a un intento de no distraer la atención de los líderes. Una sugerencia cuando menos curiosa, ya que junto a los grandes (hombres) de la tierra, se sentaba la canciller alemana, Angela Merkel, y colegas como la primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, la presidenta lituana, Dalia Grybauskaitê, la primera ministra noruega, Erna Solberg, la presidente surcoreana, Park Geun-hye, o la ministra surafricana de Cooperación, Maite Nkoana-Mashabane. ¿O es que a ellas no podían tal vez distraerles los jóvenes uniformados que servían su comida? Las camareras sí fueron autorizadas en los salones donde comían los miembros del resto de las delegaciones de los mismos países invitados.

Procolbureau ha apuntado otra posible explicación al “solo camareros”. Se refiere al hecho de que, entre los líderes, había representantes de países árabes. “Ellos entienden los diferentes estándares occidentales y Holanda es, a su vez, un país que sabe adaptarse rápidamente”. Hans van der Linde ha agradecido “el fantástico trabajo de todos” sus empleados. El martes por la noche, al cierre de la Cumbre, también se despidió de los participantes por la megafonía general asegurando que había sido “un placer atenderles”.
ISABEL FERRER www.elpais.com

domingo, 23 de marzo de 2014

Cuarenta litros de vida


Las cifras, como las gotas, una a una, van cayendo y conformando un río. En este caso el de la pobreza: un total de 783 millones de seres humanos viven sin agua limpia, 2.500 millones carecen de adecuadas condiciones de saneamiento.... Cifras escalofriantes que nos recordaba hace unas semanas el presidente de la Asamblea General de la ONU, John W. Ashe. "Erradicar la pobreza extrema es nuestra prioridad absoluta, y nuestra guía es el desarrollo sostenible. El acceso universal al agua potable, saneamiento y energía serán críticos en este aspecto”. Y es conocido también que ellas, las mujeres, se llevan la peor parte. Aunque ya se respiran los cambios...
Hace unos días volví de África. Después de casi dos meses fuera, tenía la nevera vacía, así que bajé al supermercado a comprar básicos. Me llevé un paquete de seis cajas de leche, un par de tetrabriks de zumo, otro de caldo preparado y una botella de refresco de dos litros. Total 11 litros. Algunas verduras, pasta y queso. Calculé unos 13 kilos de peso, dividido en dos bolsas y debía andar tres manzanas de vuelta al piso. Chin, chan. Tuve que parar tres veces a cambiarme las bolsas de mano. Me desequilibraba a cada paso y llegué sudando a casa. Menos mal que eran solo tres bloques, pensé, unos diez minutos caminando. Esta anécdota de mujer blandengue me hizo reflexionar.
Pensé en las niñas y mujeres que había conocido durante estas semanas en Etiopía. Esas niñas que caminan una media de dos horas al día para llevar agua desde las fuentes hasta sus hogares. Llenan sus dos garrafas amarillas de 20 litros cada una, hasta la última gota, las cuelgan de una rama que apoyan como pueden sobre sus hombros y regresan con ellas, en general, en la cabeza. Esa imagen tan africana. Marchan sin parar, con paso firme y alerta. Con los cinco sentidos puestos en su ruta, muchas veces empinada y sin asfaltar. Atentas a las hienas, que a tantas mujeres han devorado ya en esos senderos, y sin perder de vista a los hombres que se cruzan, deseando tener suerte para que no las asalten, ni las rapten, ni las violen. Llegar sanas y salvas a casa cada día es una aventura sin garantías. Todo por el agua. Cuarenta litros.
Según las estadísticas elaboradas por el Ethiopian Development Research Institute en el último censo sobre población y recursos en Etiopía (2007), la cobertura de agua potable en zonas rurales es del 66% y del 95% en zonas urbanas. El 27% de la población obtiene el agua directamente de los lagos, ríos y estanques y un 28% lo obtiene de pozos o manantiales no protegidos. Esto se traduce en que una gran parte de la población –mujeres en su mayoría– tiene que desplazarse a buscar agua fuera de sus hogares con los consiguientes problemas que se desprenden de esta molesta actividad.
Cuarenta litros de agua que servirán para atender las necesidades hídricas de toda la familia. Las mujeres planifican cuidadosamente el consumo distribuyéndolo proporcionalmente para cocinar, para beber, para lavar ropa, para lavarse ellas y a sus niños, para regar el huerto, para los animales, etc. Según el informe Evaluación de género de los proyectos de Agua en Etiopía, de Intermon Oxfam, la participación de ellas en la producción de alimentos es fundamental. Emplean entre un 60% y un 80% de su tiempo de trabajo en actividades agrícolas. Esto significa que la seguridad alimentaria de las zonas rurales depende principalmente del trabajo de las mujeres. Mientras los hombres, en general, se dedican a la producción de cultivos comerciales, son ellas las que atienden la producción para la subsistencia familiar. Cultivan verduras y mantienen el ganado para alimentar a sus familias o vender en los mercados locales. Por tanto, el uso de esos 40 litros de agua es doble: el doméstico y para fines productivos.
Si leemos entre las líneas de estos datos tan fríos podemos desmadejar el ovillo en asuntos prácticos del día a día. Por ejemplo, si las mujeres emplean unas dos horas en ir a por agua, en ese tiempo no pueden hacer otras cosas como trabajar para generar ingresos o estudiar para acceder a puestos de trabajo de mayor responsabilidad, potenciando así la autoestima y el reconocimiento. Además, si recorren largas distancias y cargan durante horas con ese peso se desencadenan problemas de salud como dolores de espalda –aplastamiento de vertebras, desviación de columna, etc.– que pueden, incluso, tener consecuencias negativas al dar a luz, dificultando el momento del parto.
Etiopía es una sociedad patriarcal que relega a las mujeres a un segundo plano justificándose en la tradición y en la religión. Sin embargo, con el esfuerzo para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio algunas cosas están empezando a cambiar.
 
El Gobierno del país es consciente de estos serios problemas y, uno de los ocho objetivos que se enmarcan en el primer programa de Desarrollo de la Mujer Etíope (WDPI), es mejorar la situación para mujeres y niñas sensibilizando sobre asuntos medioambientales, facilitando el acceso de agua potable aumentando el número de surtidores para que ninguna persona tenga que andar más de 30 minutos para conseguir agua. Del 2005 al 2010, el porcentaje de acceso al agua potable en zonas rurales creció del 25% al 66%. Además, aunque las mujeres desempeñan un papel importante en el uso y distribución de agua a nivel doméstico, también ha sido reconocida su función en los programas de desarrollo teniéndolas en cuenta en la toma de decisiones y gestión de estos recursos hídricos.
Ya en 1995, con la firma de la Constitución de Etiopía, se aseguraba la igualdad de género y desde entonces se han promulgado distintas leyes que deberían garantizar esta igualdad. El desafío, sin embargo, es conseguir que se cumplan. Una de estas leyes, promulgada en 2003, es precisamente el acceso de las mujeres a la propiedad privada de tierras, por ejemplo. Esto hace que las mujeres estén todavía más interesadas en las infraestructuras de agua, que irrigarán esas potenciales tierras en propiedad.
Hasta hace pocos años, ellas eran solamente usuarios pasivos, excluidas del proceso de toma de decisiones y de las actividades remuneradas o de formación relacionadas con el agua. Con el diseño de estos programas de desarrollo potenciado por la cooperación internacional se han tomado medidas especiales para incluir a las mujeres en estas estructuras, como los comités de agua y saneamiento para asegurar que están activamente involucradas.

Hoy se garantiza que haya el mismo número de hombres que de mujeres representados en estas juntas, en las que se deciden temas tan importantes como la ubicación de los surtidores, tecnologías utilizadas, materiales, distribución de tareas y estrategias en caso de sequía o cortes de suministro. Incluso, en muchos casos, se nombra a mujeres como presidentas o tesoreras de estas comisiones.
Estas medidas contribuyen no solo a conseguir la igualdad de género, sino que, al mejorar el acceso al agua de las comunidades, se potencia la salud, la educación y la producción agrícola para el consumo propio e incluso para la exportación. Éxitos que acercan a Etiopía a alcanzar los soñados retos del milenio antes del 2015 en la lucha contra el hambre, promover la igualdad entre los sexos y a la disminución de la mortalidad infantil.
"El objetivo de los proyectos de agua no es la construcción de una presa o instalar una bomba. Deben funcionar, ser utilizados, y quizás lo más importante, deben ser parte de un proceso más general de cambio social", aseguró un día Jan Lundqvist (Departamento de Agua y Estudios Ambientales de la Universidad de Linkoping, Suecia). Que así sea.
 ANA PALACIOS www.elpais.com

viernes, 21 de marzo de 2014

Rosa rebelde


Gulabigang



La historia de Gulabi Gang, la banda rosa, un grupo de mujeres que han tomado un bambú para exigir sus derechos en Bundhelkand, Uttar Pradesh, uno de los Estados más pobres de India, está ahora en la cartelera en India. Primero con un documental que había recorrido varios festivales internacionales y hasta ahora llega a su país de origen. La directora, Nishtha Jain, explica que su interés era retratar la injusticia y desigualdad que viven las mujeres en las zonas rurales de India. También una película de ficción de Bollywood se ha inspirado en esta lucha.
De las integrantes de la banda rosa, llamada así porque llevan saris de ese color, la mayoría de ellas son pobres, mayores, sin educación y de las castas más bajas. El documental es un homenaje a su coraje, humor y resistencia.

La condición de la mujer en las ciudades, aunque con sus matices, está mejorando. En el último año, después de la violación en grupo en Nueva Delhi de una estudiante que desató protestas, la sociedad está más sensible a este problema. “Pero en las áreas rurales las mujeres están una situación mucho más difícil: allí no tienen libertad ni pueden decidir ni sobre su propia vida”, explica Jain. La banda rosa está intentando cambiar las cosas, pero encuentra mucha resistencia. No sólo de los hombres, sino que el sistema patriarcal se perpetúa por todas partes: los varones no quieren que cambie porque ellos tienen el poder y las mujeres tienen miedo de cambiarlo. Lo irónico es que, en su lucha contra el machismo las mujeres son forzadas a emular el poder masculino.
Solo las personas que viven en sociedades igualitarias pueden permitirse hablar suave, dice la directora. La banda rosa está haciendo lo que puede con sus limitaciones, con sus medios y sus circunstancias. Jain asegura que el grupo no está tomando la justicia por su propia mano, sino que está luchando porque se cumpla la ley. 

En el documental, filmado en 2012, se sigue la historia de una mujer que murió quemada en su cocina supuestamente cocinando. La comandante de la banda rosa, Sampal Pal, hace todo lo posible por que la policía investigue el caso, temiendo que en realidad se trata de un asesinato. Ni siquiera el padre de la víctima quiere declarar. “Algunas veces las mujeres son asesinadas por cuestiones de dote o simplemente porque es conveniente y nadie hace nada”, explica Jain. Los peores estados para ser mujer en India son Rajastán, Haryana y Uttar Pradesh. En el documental se puede ver a Pal organizando a las mujeres y exigiendo justicia. El documental Gulabi Gang, que ha recibido muy buenas críticas por “recordar la vulnerabilidad de las mujeres en la India rural”, será presentado en el festival Image India en Madrid, que se llevará a cabo del 17 al 31 de mayo. 
Curiosamente, también en estos días estará en la cartelera de India la versión de Bollywood de una banda de mujeres luchando por la igualdad, con casi el mismo nombre: Gulaab Gang. En el tráiler se puede ver que es una versión mucho más estilizada, protagonizada por las actrices Madhuri Dixit y Juhi Chawla. Jain no quiso comentar mucho al respecto, pero a los medios indios les ha dicho que no cree que un film comercial logre retratar la realidad. El productor bollywoodense Anubhav Sinha ha dicho que su película no está inspirada en la banda rosa, sino que es sólo es un retrato de la lucha de las mujeres por sus derechos. Aquí las mujeres también visten en saris rosas.

miércoles, 19 de marzo de 2014

LUCHANDO CONTRA EL SILENCIO


 


Democrática del Congo son abrumadoras. Han muerto más de seis millones de personas tras tres lustros años de violencia provocada por 20 grupos armados diferentes y casi tantos otros 'señores de la guerra'. Y se estima que, cada mes, son asesinados 45.000 congoleños. Entre ese cálculo infernal hay cifras que hablan por sí solas: más de 80.000 mujeres y niñas sufrieron abusos sexuales durante sólo siete años (de 1996 a 2003) de contienda. A pesar de que se ha intentado combatir e ilegalizar desde 2006, la violación sistemática continúa siendo una pieza más de la violencia incesante dejando secuelas imborrables. Un hecho más que va marcando un país donde día a día tanto soldados como policías, mujeres, hombres, niños han de enfrentarse a los fantasmas de un pasado muy presente en palabras como ataques, destrucción, masacres... En Luchando contra el silencio, las directoras holandesas Ilse y Femke Van Velzen retrataron ese tiempo a través de la población civil, activistas y mediadoras que miran hacia adelante y pelean porque las mujeres recuperen su dignidad y su lugar en la sociedad congolesa.


La ONU ha desplegado 20.000 soldados para el mantenimiento de una paz inexistente en un territorio inabarcable de puro accidentado y enorme. Sólo cuatro de las provincias más conflictivas del país cubren la extensión de Alemania tres veces, con sólo 35 kilómetros de carretera asfaltada. Lo cual ya da idea. La película completa en DVD está disponible aquí:


jueves, 13 de marzo de 2014

Francisco, un año de esperanza y de incógnitas


El Papa recupera la idea de solidaridad, pero las mujeres siguen marginadas en la Iglesia

Uno de los ámbitos donde se juegan tanto la credibilidad del Papa como la autenticidad de su reforma es la actitud hacia las mujeres. Francisco reconoce, es verdad, el hecho de la marginación de las mujeres en la Iglesia católica; afirma que le produce un profundo sufrimiento ver cómo en ella o en algunas organizaciones eclesiales el servicio de las mujeres desemboca en servidumbre. Defiende su incorporación a los ámbitos de responsabilidad eclesial.
Pero hasta ahora no ha dado pasos en esa dirección. Ha mostrado su negativa al acceso de las mujeres a los ministerios ordenados, lo que es contrario a las investigaciones bíblicas, históricas, arqueológicas, teológicas y pastorales que avalan el ejercicio de todas las funciones ministeriales por parte de las mujeres. Defiende la elaboración de una “teología de la mujer”, que justifica las tareas diferenciadas en función del sexo y recurre al discurso de la excelencia.
Francisco no parece tener en cuenta las principales aportaciones de la teología feminista: el movimiento de Jesús como comunidad (no clónica) de iguales hombres y mujeres; la hermenéutica de la sospecha aplicada a los textos androcéntricos de la Biblia y de la teología; la crítica de la organización jerárquico-patriarcal de la Iglesia; la defensa de una Iglesia inclusiva y no sexista, etcétera. Papel importante en el mantenimiento de la discriminación de las mujeres está jugando el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe cardenal Müller. Haría bien el papa Francisco en vigilar de cerca al “vigilante de la ortodoxia” o en sustituirlo.
Un año después de su elección, hay muchas esperanzas depositadas en Francisco, pero siguen quedando no pocas incógnitas.
Juan José Tamayo

Las protagonistas del Prado



Damas de la realeza y muchachas humildes. Princesas, hilanderas, monjas, cortesanas, actrices, vendimiadoras... todas comparten un rasgo común: fueron inmortalizadas por los algunos de los mejores artistas de su tiempo. Hoy, estas obras adornan una de las mayores pinacotecas del mundo: el Museo del Prado de Madrid. Esas mujeres pertenecieron a diferentes épocas y clases sociales, e incluso algunas solo existieron en la imaginación de sus creadores. Pero todas compartieron también, sin saberlo, una misión común: reivindicar el papel que su género jugó a lo largo de la historia.
Con unas 1.300 obras expuestas y otras 4.000 almacenadas, la presencia de autoras en los muros de la galería es, sin embargo, muy reducida, ya que solo se exhiben cuatro de las 50 obras de firma femenina que el museo posee en sus almacenes: un bodegón de Clara Peeters, dos retratos de las reinas Ana de Austria e Isabel de Valois de Sofonisba Anguissola —dama de compañía en la corte de Felipe II— y el retrato de un médico italiano de Lucía Anguissola, hermana de Sofonisba. "Si no podemos exponer todos los Rubens y los Tizianos, pues sacar una mujer, que es interesante pero que no llega al mismo nivel de calidad, es complicado", justifica Fernando Pérez Suescun, jefe de contenidos didácticos del área de Educación del museo. "Aún así hay obras muy buenas", asegura.


El Prado se suma un año más a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, con varias actividades englobadas en la décima edición del festival Ellas Crean. Este año, el museo ofrece un conjunto de charlas de cuatro artistas visuales y tres itinerarios didácticos, ideados por el Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense, que abordan la relación de la mujer con el poder, con el mundo laboral y la religión y la mitología.
El nuevo circuito, bautizado como Diosas y Santas, un itinerario que permite descubrir obras de la colección permanente de la pinacoteca donde la mujer es protagonista por su carácter divino o religioso. Está formado por doce obras que incluyen religiosas, mujeres de la Biblia como la Judith de Rembrandt, u otras de carácter mitológico como la Diana Cazadora de Sánchez Yubero.
El recorrido con audioguía Las mujeres y el poder se detiene en representaciones de mujeres vinculadas a la monarquía o a la aristocracia entre los siglos XV y XIX. "Vamos viendo la importancia de esas mujeres y de sus matrimonios de conveniencia entre familias reales para sellar vínculos", explica Pérez Suescun. Como ejemplos, la infanta Margarita, la más joven de Las Meninas de Velázquez, que apenas se ve hoy porque los visitantes la tapan por completo, o La Condesa de Chinchón de Goya, dama cultísima que organizó las primeras tertulias femeninas, o la reina María Cristina de Habsburgo, que fue regente hasta que su hijo, Alfonso XIII, cumplió la mayoría de edad. "A través de la vida de estas mujeres de las élites se conecta con aspecto compartidos con las mujeres de su tiempo: desde los peligros de la maternidad hasta los límites legales que imponía una sociedad patriarcal para la herencia. También derriba algunos mitos sobre la falta de formación intelectual y compromiso social de ellas".
 
¿Son objeto de representación de los artistas las mujeres de calle, las del día a día? A esta pregunta responde un segundo itinerario llamado Los trabajos de las mujeres, pensado para analizar la aportación económica de ellas y las limitaciones que padecieron en el ámbito laboral."Pretende poner en valor los trabajos históricamente asociados a ellas, que fueron esenciales para la supervivencia de las sociedades y escasamente considerados socialmente por no estar asociados a la percepción de un salario", analiza Fernández Valencia.
Este recorrido, que también dispone de audioguía, juega con los tópicos asociados a imágenes tradicionales de la mujer en el pasado: a la maternidad, a la educación de los hijos o a la vida religiosa, pero también descubre féminas con una participación activa en negocios, como muestra el cuadro flamenco El cambista y su mujer. Ya no son meras acompañantes, son ellas las que llevan las cuentas. "Entre Las Hilanderas de  Retrato de la reina Isabel de Valois atribuido a Sofonisba Anguissola. / Museo del PradoVelázquez, del siglo XVII, y La industria, pintado por Goya en el XVIII, se establece un paralelismo: se observa cómo el trabajo del hilado y confección ha estado asociado al género femenino, bien desde casa como un trabajo secundario o formando parte de gremios", analiza Pérez Suescu frente a unas Hilanderas que un grupo de escolares observa con atención.

Sacar a la luz todas las obras que están guardadas contribuiría a la visualización de la creación femenina y favorecería una educación en igualdad mostrando a la sociedad una genealogía de mujeres ligadas al arte. Algunas iniciativas que se le ocurren a Fernández Valencia, y que apenas generarían costes son incorporarlas en los cambios de la colección permanente y explicarlas como obra del mes, reproducirlas en las postales que vende el museo o realizar exposiciones con fondos propios.
Clara Peeters dejó de hacer bodegones al casarse, y Sofonisba Anguissola fue obviada durante siglos porque su obra fue atribuida a otros autores de la Corte. Hubo pocas mujeres pintoras y, las que se atrevieron, no fueron reconocidas como merecían. Lo mismo ocurrió con las que se dedicaron a otros oficios o incluso con las damas de alta alcurnia, destinadas a ingresar en un convento o a casarse por conveniencia sin otra misión que parir hijos sanos. Ahora, El Prado deja de lado la idea de la mujer como modelo, musa y objeto y reivindica su importancia a lo largo de los siglos. Esta vez, ellas son las protagonistas.